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martes, 12 de septiembre de 2017

FELIZ DÌA DEL BIBLIOTECARIO

13 DE SEPTIEMBRE – DÍA DEL BIBLIOTECARIO.



Los Orígenes de la Fecha

En la Gazeta de Buenos Aires, en 1810, edición del jueves 13 de septiembre, encontramos un artículo titulado EDUCACIÓN, firmado con el seudónimo Veritas. Algunos autores indican a Mariano Moreno como autor, otros a Manuel Belgrano, puesto que ya había publicado sobre el tema en su periódico Correo de Comercio, utilizando el mismo epígrafe. En dicho escrito leemos, entre otras cosas, lo siguiente: “... ha resuelto la Junta formar una Biblioteca Pública, en que se facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una Biblioteca Pública son tan notorias, que sería excusado detenernos en indicarlas...”-“... por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a una obra, que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo. La Junta ha resuelto fomentar este establecimiento...” “... nombrando desde ahora por Bibliotecarios a el Dr. D. Saturnino Segurola y al Rvdo. P. Fray Cayetano Rodríguez..” y “... nombra por protector de dicha Biblioteca al Secretario de Gobierno Dr. Mariano Moreno...”
De este texto se desprende que el doctor Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodriguez, fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la independencia de la República, aunque poco pueden realizar por la biblioteca. El Padre Segurola que es nombrado recién el 28 de diciembre, renuncia al cargo pocos días después.
Con fecha 30 de enero de 1811, en la misma nota de renuncia de Segurola , se encuentra la designación del P. José Luis Chorroarín, por solicitud de Mariano Moreno, como Bibliotecario. No se ha podido ubicar documentación que indique su designación como Director, pero sí existen distintas referencias que lo reconocen como tal. Fue pues el primer Director y también el primer Bibliotecario.
De la designación de Fray Cayetano Rodríguez no existe ninguna documentación al respecto. Si se sabe de sus tareas en el Convento de San Francisco.
Se contaba sólo con un local y dos bibliotecarios. Eran cinco habitaciones en los altos de la esquina de las hoy calles Moreno y Perú. Por entonces eran las calles de la Biblioteca y de los Representantes. Los dos bibliotecarios, en orden jerárquico: Fray Cayetano Rodríguez y Presbítero Saturnino Segurola. A los pocos meses, en 1811, otro sacerdote, Luis José Chorroarín, reemplazó a Cayetano Rodríguez. Los cargos se denominaban primer y segundo bibliotecario. Y esto era todo; a partir de allí el ingenio tendría que ser el principal capital. Y lo fue.

Extracto de El Negro de la Biblioteca

Por José Luis Trenti Rocamora
En enero de 1811 asumió la dirección Luis Chorroarín, y bajo su dirección la Biblioteca Pública abre sus puertas el 16 de marzo de 1812. Chorroarín mantendría en el cargo hasta 1821, cuando mediante un decreto de Martín Rodríguez fue reemplazado por Saturnino Segurola. Desde 1822 a 1828 ejerció el cargo Manuel Moreno, hermano de Mariano, y la biblioteca contaba en ese entonces con un patrimonio considerable: en 1823 El 5 de octubre de 1884 fue designado el primer Director Nacional, y desde ese momento es conocida oficialmente como Biblioteca Nacional.

Se Establece el Día del Bibliotecario
El Centro de Estudios Bibliotecológicos del Museo Social Argentino (CEB/MSA), fundado el 12 de octubre de 1943, por iniciativa del Secretario General Antonio A. Vizzini presenta el proyecto de realizar actividades que se destacaran para celebrar el “Día del Bibliotecario”, establecido en el Congreso de 1942, convocando así a las “Jornadas Bibliotecológicas Argentinas” que se realizaron a partir de 1946.
Las primeras Jornadas consistieron en un ciclo de conferencias pronunciadas del 9 al 12 de Septiembre (1946), asistiendo a tal acto bibliotecarios uruguayos y del interior del país. En esa oportunidad participaron, entre otros destacados bibliotecarios José Edmundo Clemente, Washington de la Peña, Carlos Víctor Penna, Josefa Emilia Sabor y J. Frederic Fino, refiriéndose respectivamente a los siguientes temas: “Bibliopsicología”, “Función social de las bibliotecas populares”, “Algunos aspectos de recatalogación y reclasificación”, “Información bibliográfica en nuestras bibliotecas” y “Algunas consideraciones sobre mapotecas”.
En 1954 se dicta el decreto 17.650/54 estableciendo que el día 13 de septiembre se conmemora en todo el país el “DÍA DEL BIBLIOTECARIO”, como un homenaje a la labor de los bibliotecarios en favor de la comunidad. El presidente Arturo U. Illía, mediante decreto 3.114/64, complementa el anterior decreto nº 17.650/54.

Atte.
Evangelina Drachenberg
BRC Región 24

CELEBRANDO EL DÍA DEL BIBLIOTECARIO

En el Día del Bibliotecario comparto con Ustedes una nota realizada hace unos años a la Sra. Nélida Arrospide, actualmente jubilada, quién fuera una de las bibliotecarias con mayor trayectoria en el Distrito, todo un símbolo que representa el amor y la vocación por esta profesión. Vale la pena recordarla...

UNA BIBLIOTECARIA POR VOCACIÓN

Reportaje a Lela Arrospide: más de 40 años como bibliotecaria.

Lela habla rápidamente y se entusiasma cuando comienza a contarnos un poco de su vida. Por momentos se emociona y pareciera que las lágrimas van a brotar de sus ojos, pero se recompone y esboza una sonrisa franca. Su nombre es Nélida Arrospide, pero, como esos personajes que trascienden mas allá de cualquier nombre, para todos nosotros es simplemente Lela. Quiénes la conocemos desde hace años, no podemos sino identificarla con un lugar: la biblioteca de la Escuela de Educación Media Nro. 1 de 25 de Mayo. Lela es y será para siempre la bibliotecaria de la Escuela de Comercio. Con motivo de festejar el Día del Bibliotecario, nos pareció un acto de justicia homenajear a alguien que lleva más de cuarenta años honrando la profesión de bibliotecaria. 

E.D.: Contanos un poco cómo fue que comenzaste con tu profesión. ¿Dónde estudiaste? ¿Por qué motivo elegiste ser bibliotecaria?

L.A.: Estudié en el Instituto Superior de Bibliotecología Nro. 8 de La Plata. Me recibí en el año 1988. Elegí ser bibliotecaria porque siempre me gustó leer, atender al público, tratar con la gente. Pero, lo que más me gustaba era ayudar a los alumnos a investigar. Mi sueño era ser un referente de la biblioteca.

E.D.: ¿Cómo fue tu carrera como bibliotecaria?

L.A.: Yo comencé como bibliotecaria en la Escuela Media Nro. 1, que en esa época todavía era Escuela de Comercio, en 1971, ya que había hechos un curso en la ciudad de Buenos Aires sobre Bibliotecología y ello me habilitaba para trabajar. Más tarde pude estudiar la carrera. Fui una de las primeras bibliotecarias del Distrito. 
En la Escuela Media Nro. 1 trabajé desde 1971 y todavía hoy continúo en ejercicio. Años después ingresé como bibliotecaria en el Instituto Superior de Formación Docente Nro. 28. En este cargo estuve hasta el 2006 cuando pasé a ser Pro-Secretaria.

E.D.: Y tus comienzos, ¿cómo fueron?

L.A.: Cuando comencé en la Media Nº 1 la biblioteca prácticamente no existía. Yo organicé la biblioteca realizando un proyecto llamado Campaña del Libro: recorría las calles de la ciudad solicitando donaciones de libros bajo el lema “Donar el libro es ofrecer amistad”. Realmente es reconfortante haber hecho tanto esfuerzo para lograr el crecimiento de la biblioteca y sentir el orgullo de poder decir que, en la actualidad, la biblioteca, aparte de ser escolar, está abierta al barrio y cuenta con un gran volumen de libros, todos actualizados.


E.D.: ¿Cómo era la biblioteca de entonces?

L.A.: La biblioteca funcionaba en la vieja escuela de calle 10 entre 26 y 27. Tenía poco espacio, pero más tarde fue ganándose un lugar más amplio y más importante dentro de la escuela. Debo decir que conté, y todavía cuento, con el apoyo de todos los directivos que pasaron por el Colegio y de toda la comunidad educativa. Eso me dio impulso para seguir bregando por la actividad que desarrollo.
Después de unos años se amplió la planta funcional de la escuela, las cosas cambiaron, la biblioteca tuvo un gran impulso y aparte tuve muy buenos compañeros, como Silvia Arrospide, Evangelina Drachenberg, Marita Deleris y en la actualidad a Malena Vita. También tengo que nombrar a Marta Hafford y Elisa Miglerini, quiénes, pese a no ser bibliotecarios, siempre colaboraron con la biblioteca de la escuela. Todos ellos contribuyeron a que la biblioteca creciera cada vez más.

E.D.: ¿Cómo fueron adquiriendo libros?

L.A.: Al principio se consiguieron muchos mediante donaciones, por aquella campaña de la que te hablé al comienzo. Yo siempre digo que la biblioteca se amplió gracias al apoyo de todos mis compañeros bibliotecarios, con los que siempre estuvimos tratando de conseguir fondos para la compra de textos. También contamos con el apoyo del Ministerio de Educación y fue muy importante la participación en el Programa PRODYMES, en dónde se recibió una gran donación de material bibliográfico.

E.D.: ¿De qué manera acceden los alumnos al material?

L.A.: En la biblioteca siempre disponen de los libros de las distintas asignaturas para usarlos libremente. Podemos decir que no sólo es una biblioteca para estudio e investigación sino también para lectura recreativa.

E.D.: ¿Qué opinión tenés sobre los alumnos de hoy como lectores? ¿Tienen hábito de lectura o antes se leía más?

L.A.: Yo creo que los chicos de hoy leen y que en general no hay demasiada diferencia entre mis primeros años y la actualidad. Por supuesto que es distinto lo que leen, aunque haya textos clásicos que nunca están desactualizados. Pero los alumnos siempre estuvieron acostumbrados a usar la biblioteca. Mi tarea consistió en ayudarlos, orientarlos y ser un buen referente dentro de la biblioteca. Quiero destacar que mi tarea fue ayudada por los otros bibliotecarios de la escuela, es decir, siempre se trabajó en equipo, con buenas relaciones, apoyándonos unos a otros y tratando de satisfacer las necesidades de toda la comunidad educativa de la Escuela.

E.D.: ¿Creés que la informatización de las bibliotecas es importante?

L.A.: La informatización es muy positiva. Es importante para tener material actualizado, ubicar los libros y agilizar la tarea del bibliotecario.

E.D.: ¿Sentís que existen diferencias entre ser bibliotecaria cuando te recibiste y ser bibliotecaria en esta época?

L.A.: La verdad es que no encuentro diferencias, porque siempre trabajé con grandes grupos humanos, rodeada de afecto y con el apoyo de mis compañeros y de los alumnos.

E.D.: ¿Qué les dirías a las bibliotecarias que recién comienzan o a aquellas que hoy están estudiando?

L.A.: Desde mi experiencia, con mis 38 años de antigüedad como bibliotecaria, les diría que sigan trabajando con entusiasmo, para acercar los alumnos a los libros y formar lectores. Que no se van a arrepentir de haber elegido esta profesión.

E.D.: ¿Y a los alumnos?

L.A.: A los alumnos les diría que se acerquen a las bibliotecas, que investiguen, que lean, que descubran lo importante que es leer, que adquieran el hábito de la lectura, que los ayudará a crecer y ser mejores.

E.D.: Te doy las gracias Lela por haber compartido con nosotros este momento tan grato, por hacernos sentir tan bien representadas y por mostrarnos el camino a todas las que hemos elegido esta maravillosa profesión. Te cedo el cierre de esta charla para que digas lo que sientas. Muchas Gracias.

L.A.: Muchas gracias a vos por haberme llamado. Una cosa que no quisiera dejar de destacar es que, si bien me jubilé de la Escuela Media Nro. 1, también soy bibliotecaria del Instituto Superior de Formación Docente Nro. 28, en dónde me sentí muy cómoda y orgullosa de haber trabajado durante tantos años. En la actualidad nuevamente me desempeño como bibliotecaria, aunque estuve durante unos años como Pro-Secretaria de la Unidad Académica.
Por último quiero decir que aunque ya pronto me voy a jubilar, me siento feliz de haber trabajado en lo que realmente fue y será mi vocación. Me voy a llevar el mejor de los recuerdos de mis directivos, de mis compañeros y de los alumnos. Para terminar quiero decirles que los quiero mucho a todos y que les deseo un muy feliz día a todos los bibliotecarios.