miércoles, 13 de junio de 2012

La escuela: ámbito idóneo para fomentar el interés por la lectura y escritura




Rafael Miranda Garrido es miembro de la Comunidad de Educadores por la Cultura Científica (CECC) de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Investigador-Docente del Instituto Politécnico Nacional (IPN), México.
Hoy en día; es indispensable enfocar todos nuestros esfuerzos para enseñar a leer y escribir a nuestros estudiantes y aunque pudiese parecer trivial hacerlo no es del todo fácil lograrlo, pues las generaciones de estudiantes que asisten a clases en alguno de los niveles educativos obligatorios—que se imparten en su país de origen—manifiestan múltiples carencias en el momento de tener que redactar algún trabajo escolar, solicitado por sus mentores.
Aunque la problemática no es—del todo—diferente antes y después de haberse llevado a cabo las correspondientes reformas educativas en los niveles básico y medio básico; si presenta nuevas complicaciones más diversificadas y difíciles de superar a la hora de tener que competir con una gama también diversificada de obstáculos que oscilan entre las resistencias presentadas—por una gran mayoría de los educandos—por esforzarse, por desarrollar habilidades útiles para ser diestros a la hora de plasmar sus ideas en una hoja de papel—en blanco—y no caer en la tentación de convertirse única y exclusivamente en consumidores irracionales de las ideas de otros.
Sin embargo muchos, deciden copiar y pegar sin darle crédito a sus creadores convirtiéndose así en los principales promotores de la deshonestidad intelectual, pues aseguran haber escrito el trabajo y más bien no les ha quedo otra alternativa que ocultar a otros—observadores de lo que hacen—su falta de destreza. Y es aquí en donde se debe enfocar el gran dilema del plagio, situación que habría que atender entre cada uno de los miembros de la comunidad educativa involucrada.
En consecuencia, esto no es nada fácil para nadie y mucho menos para quien ha decidido poner su granito de arena para que tal situación cambie, pues seguramente una gran mayoría de los supuestos escritores manifestaría resistencias—ahora si—escribiendo por su propia mano listas interminables con argumentos a su favor contradiciendo todas aquellas estrategias de cambio a favor del buen uso del lenguaje.
Obviamente esta es una práctica que debe ser puesta en la mesa de discusión y atendida inmediatamente por—nosotros—los educadores y educadoras, y para darle una salida a esta cuestión, creo que no es posible avanzar sin erradicar una serie de mecanismos creados en algunos ámbitos escolares.
Además, es cuestionable que los estudiantes decidan, tal vez por falta de alternativas viables—como su mejor opción—instalarse en estados de comodidad y tal vez de bajo rendimiento académico; lo que pudiese cambiar siempre y cuando toda la comunidad educativa—unida—del centro educativo al que pertenecen decidiese tomar una ruta prometedora y clara. 
Es probable que un gran número de centros educativos—en América Latina—y seguramente en el mundo entero estén pasando agobiantes dilemas durante el desempeño de sus comunidades educativas y cuando a algún grupo especializado—en el buen uso del lenguaje—se le encomienda hacer una evaluación del desarrollo de habilidades relacionadas con la lectoescritura en alguna de las áreas académicas en donde son responsables o es a nosotros mismos a quienes se nos ha encomendado realizar un proyecto de suma importancia, es hasta cuando nos ponemos a trabajar con verdadera entrega y profesionalismo.
En estos momentos me encuentro realizando una investigación educativa—enfocada en los problemas de la enseñanza y el aprendizaje de la lectoescritura, así como en el papel que desempeñan los profesores y las profesoras durante el proceso de aprendizaje en los educandos—, la que estratégicamente he diseñado iniciando el estudio con niños y niñas de nivel básico, pues es desde ahí en donde se tienen que sentar las bases para llevar a buen término el desarrollo de habilidades para leer y escribir entre quienes inician sus estudios en la educación formal.
En seguida, cabe destacar que para cumplir los objetivos de esta investigación me he apoyado del trabajo realizado por Juan Carlos Tedesco, Pedagogía y crisis; del trabajo de Álvaro Marchesi, 2010: El año de la educación en Iberoamérica; del trabajo de Manuel Crespo, Mariano Martín Gordillo: “Educar es mucho más que enseñar: es humanizar”,materiales didácticos publicados por la Comunidad de Educadores por la Cultura Científica (CECC) de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).
Y para abrir la reflexión, es importante considerar que:  
“Existen evidencias muy significativas acerca de la crisis por la que atraviesa la educación. Los datos ofrecidos por los operativos de evaluación, tanto nacionales como internacionales, señalan que un porcentaje muy alto de estudiantes que terminan la escuela secundaria tiene niveles de aprendizaje muy bajos en lengua […].Asimismo, los datos indican que son muy numerosos los alumnos que repiten de grado o abandonan la escuela, particularmente en los primeros años de cada nivel de enseñanza”, destaca Juan Carlos Tedesco, reconocido investigador y Ex ministro de Educación y titular de la Unidad de Planeamiento Estratégico y Evaluación de la Educación. 
“Las causas de esta crisis son múltiples y bien conocidas: financiamiento escaso y errático durante mucho tiempo, crisis sociales profundas que deterioran las condiciones de los alumnos, de los docentes y de la oferta escolar, cambios culturales que plantean nuevas exigencias a los sistemas educativos, reformas continuas que no logran modificar las pautas de funcionamiento de las escuelas, modelos de gestión con bajos niveles de responsabilidad por los resultados, etcétera”, añade el experto.
Como puede notarse, son diversos los factores que intervienen para que se logre tener éxito en la enseñanza de la lectoescritura, sin embargo es alentador saber que existen alternativas y recursos para poder intervenir, como los que nos añade Álvaro Marchesi para continuar esta reflexión, al afirmar que: “No podemos dejar pasar esta oportunidad histórica, que contribuiría, en palabras de Gabriel García Márquez, a que las estirpes condenadas a cien años de soledad tuvieran por fin y para siempre una oportunidad sobre la tierra.
Como dijo recientemente Enrique Iglesias, éste puede ser el momento de Iberoamérica. Su capacidad de gestión macroeconómica de la crisis actual, impensable hace sólo dos décadas, el incremento de su PIB hasta situarse en un tercio del de Estados Unidos, su enorme biodiversidad y el liderazgo mundial de alguno de sus países, como Brasil […], permite intuir que la región hispanoportuguesa puede llegar a ser una referencia en los debates planetarios.”
De donde, el escenario educativo todavía tiene pendientes en su agenda de compromisos y “…aún persisten enormes y dramáticas carencias y desigualdades. La pobreza alcanza al 40% de la población y el número de personas que viven en una pobreza extrema se sitúa en torno a los 100 millones.
La región muestra la mayor desigualdad del mundo, lo que se manifiesta también en el ámbito educativo. Hay cerca de 30 millones de analfabetos y 100 millones de personas no han terminado la educación primaria, pertenecientes la mayoría de ellos a los sectores populares.”, agrega Álvaro Marchesi.
Dentro de este contexto, es interesante tomar elementos de análisis del proyecto denominado “Metas Educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios” y del Congreso Iberoamericano de las Lenguas en la Educación, evento en donde se atenderán secciones como: Las lenguas de Iberoamérica, Literatura infantil y juvenil, entre algunos.
Finalmente, el trabajo educativo que atinadamente desempeñemos las y los interesados en modificar los escenarios escolares destinados a desarrollar habilidades para leer y escribir, depende en gran medida del enfoque que estemos utilizando durante el proceso de enseñanza y aprendizaje, así como incluir las “...diferencias significativas […]. Educar es humanizar, favorecer el desarrollo de las potencialidades de las personas. Antes se consideraba que ese proyecto podría lograrse sumando las enseñanzas de los distintos campos del saber, pero hoy sabemos que eso no es suficiente. Siendo muy importante, la mera instrucción no conduce a una educación integral. De la suma de los saberes conceptuales no emergen las actitudes que permiten a las personas valorar el mundo en el que viven y apreciarlo. A valorar se aprende valorando y a participar se aprende participando. Quizá en esos verbos se sitúe ese valor añadido que tienen los buenos sistemas educativos sobre los buenos sistemas de enseñanza”, asegura Mariano Martín Gordillo.
Referencias bibliográficas:
Crespo, M. (2010), Mariano Martín Gordillo: “Educar es mucho más que enseñar: es humanizar”, entrevista realizada por Manuel Crespo a Mariano Martín Gordillo enProyecto Iberoamericano de Divulgación científica (OEI-AECID), 7MMG113, España, CECC.
Marchesi, A. “2010: El año de la educación en Iberoamérica”, El País, España, 7MMG97, sábado 16 de enero de 2010.
Tedesco, J. C. “Pedagogía y crisis”, Página 12, Argentina, 7MMG106, Jueves 10 de diciembre de 2009.
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FUENTE: CENDIE 50 ANIVERSARIO - GRUPO FACE

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