viernes, 15 de marzo de 2013

Costanza Mekis: “La biblioteca escolar amplía y cimenta la comprensión del mundo”

Costanza Mekis, Coordinadora Nacional de las Bibliotecas Escolares CRA de Chile.




Bibliotecària titulada per la Universidad de Chile. Porta 30 anys treballant en l’àmbit de les biblioteques escolars i 19 anys al capdavant de la Coordinación Nacional de Bibliotecas Escolares/CRA  de Chile.
És mestra en el postgrau Biblioteques escolars, cultura escrita i societat en xarxa de la UAB i a OEI i colaboradora del màster Promoción de la lectura, coordinat per la Universidad Alcalá de Henares  i la Fundación Germán Sánchez Ruipérez. També és co-autora del document col·lectiu del CERLALC sobre les biblioteques escolars a iberoamèrica, membre del grup gestor del projecte Bibliotecas Escolares MERCOSUR i de l’equip consultor de la OEI a Espanya sobre lectura i biblioteques escolars.  
És ex-directora a Amèrica Llatina de la IASL (International Association School Librarianship) i al 2004 va rebre el premi anual de la Cámara Chilena del Libro pel seu compromís amb la promoció de la lectura. Experta en lectura oral, realitza habitualment sessions de contes per a infants, joves, professors i famílies.
Las bibliotecas escolares en Cataluña siempre  han ocupado una posición débil dentro de los centros educativos y a menudo no son consideradas agentes claves para el aprendizaje. Con la aparición de las nuevas tecnologías hay quién las cuestiona más que nunca. ¿Son importantes las bibliotecas escolares hoy? ¿Qué aportaciones pueden hacer a la infancia, al sistema educativo y la sociedad?
Una respuesta posible a esta pregunta (ella, por sí sola, podría dar pie a una conversación ma-ratónica sobre perspectivas educativas y sociales), una entrada de entre las miles que podría intentar, me la ofrece un puñado de palabras de la siempre iluminadora Gabriela Mistral: “El pueblo americano que nos hospeda, a poco de nacer, entendió que Biblioteca y Escuela son sinónimos, y además que el cuerpo de la cultura no puede trabajar como un manco, sólo a base de la escuela” (“Biblioteca y Escuela”).  En estas pocas líneas, y en la metáfora anatómica que forjan, veo cristalizarse mi propia posición ante el asunto: estar sin biblioteca equivale, simplemente, a estar en falta. Hay muchas cosas que podemos hacer muy bien con sólo un brazo, pero hay otras que sólo se vuelven posibles mediante un trabajo conjunto. La libertad, por ejemplo, en su más profundo sentido, me parece uno de esos asuntos de “a dos manos”.
Un niño que lee y que dispone de libros a su alcance se independiza de cualquier limitación que encuentre en su medio
Un niño que lee y que dispone de libros a su alcance se independiza de cualquier limitación que encuentre en su medio, sea un hogar de escasos recursos o un hato de profesores mediocres…si tiene lecturas, ese niño puede ser educado y ser libre. Para el niño más vulnerable, empezar a leer representa un gesto que abre senderos ahí donde parecía no haber más que caminos cortados y recorridos imposibles… Se puede leer en muchos lugares (¡qué bien sabemos esto los lectores!), y resultaría absurdo asociar de un modo exclusivo –excluyente- las bibliotecas a la lectura. Pero la lectura, en la biblioteca, asume un carácter especial: se convierte en la actividad central, se viste con las ropas de un rey o con las ropas de un mendigo (todo cabe en ella) y se dispone a montar ante nosotros el singular y único espectáculo de la vida, con su amplia gama de colores y tonalidades.
En la “topografía del aula”, que tiene, por cierto, un mundo fascinante, habitamos por norma en terrenos bien cercados y delimitados (la asignatura de matemáticas, de ciencias sociales, de castellano…), y ello tiene mucho de productivo y estimulante, pero lo que la biblioteca nos ofrece con su topografía imaginaria y ambiciosa es un conjunto de recorridos diversos y plurales, vastos por vocación y principio. “Menos es más” (-/+) podría decir el profesor de aula. “Más es más” (+ / +), podría responderle el encargado de la biblioteca. ¿No son estas dos formas, estas dos vías hacia el tan añorado “más” educativo, la encarnación más clara de aquel par de manos inquietas y complementarias de que hablábamos hace un momento?
Personalmente, creo bastante en una expresión usada por Daniel Goldin y Elisa Bonilla a pro-pósito de las bibliotecas: éstas como “dispositivos para regalar oportunidades de gozo”. No se trata, claro, de falsear las cosas y ver la biblioteca como un lugar de gozo y el aula como un espacio de aprendizaje serio; hay también una seriedad muy profunda en la biblioteca, así como una ligereza y una gracia propias del docente que sabe movilizar contenidos y saberes de manera atrayente en el aula. Lo importante, según creo, no está en lo que cada uno de esos lugares pueda, por sí solo, ofrecer. Lo importante, en realidad, está en el movimiento acompasado que su coexistencia implica y favorece. Formarse, diríase, al trasluz de una seriedad que sepa hacerse actividades gozosa, así como de un gozo que se asuma a sí mismo en la densidad de su poder fundante y modelador.
Son ya muchos los años como directora nacional de los CRA en Chile,  ¿cuáles son los factores de éxito más importantes para una biblioteca escolar? ¿y para un programa nacional de bibliotecas escolares?
Antes de entrar en aspectos más concretos, me gustaría describir en términos generales lo que es una CRA y su funcionamiento.
Cada CRA alberga, en libre disposición –y no tras un escritorio cerrado–, recursos diversos de aprendizaje. Es decir, libros, CD, DVD, mapas, juegos… Además, existe un Equipo CRA, con un encargado/a y un coordinador/a cuya misión es atender a los usuarios del establecimiento –guiándolos en sus búsquedas– y coordinar las actividades de lectura con los docentes. Articulan así el uso del CRA con el Proyecto Educativo Institucional del establecimiento, en un trabajo coordinado entre los docentes y el Equipo CRA, garantizando una apropiada selección de recursos.
Cobertura, financiamiento e institucionalidad, formación permanente, evaluación continua con estándares de medición, amplitud, maestros lectores, incorporación de tendencias y rotura de tabús y concepciones erradas.  
Una biblioteca escolar responde con buenas lecturas a los soñadores que adoran las historias de fantasía y los cuentos clásicos, para los  alumnos artistas que gustan del teatro y que siempre están haciendo algo con sus manos, a los  chicos científicos y curiosos por nuestra historia, que vibran con el rescate  de nuestro patrimonio cultural, también a los amantes de la naturaleza, especialmente de la flora y fauna nativas, para los que sienten curiosidad por las vidas de personajes históricos, y gozan leyendo  biografías, lectores insaciables que toman un tema y quieren agotarlo, abarcándolo desde distintos puntos de vista…en fin,  un espacio abierto para acoger a todos los estudiantes con sus intereses , necesidades y pasiones.
Esta concepción del CRA y de su misión al interior de la comunidad, va de la mano con una serie de puntos que el sistema educativo tendría que preocuparse de fortalecer:
Cobertura, financiamiento  e institucionalidad: El enorme esfuerzo que se ha venido haciendo  desde el Ministerio de Educación de Chile desde el año 90 en adelante, cuando un porcentaje mayoritario de las escuelas no contaba con una biblioteca, hasta el día de hoy es clave. Tener en el presente una cobertura casi completa a nivel nacional es señal de un trabajo serio, riguroso y sistemático que se ha venido desarrollando en el tiempo. Para instalar el concepto de “biblioteca escolar” en el temario nacional, es necesario su institucionalización pero más importante contar antes con una plataforma educacional amplia que garantice un impacto social valioso.
Formación permanente: La biblioteca es el cuerpo, el espacio material en que las cosas ocurren. Pero sin alma, el cuerpo no anda. Falta vitalidad, espíritu, compromiso. Por ello, hay que tener siempre a la vista a los encargados y coordinadores. Nuestros mediadores con una formación de calidad.  Formarlos, capacitarlos, incrementar sus competencias, estimularlos, etc., todas estas son tareas centrales a la hora de pensar en un sistema de bibliotecas que realmente funcione –es difícil, lo sabemos, y nosotros seguimos dando esa pelea día a día, segundo a segundo… año tras año.
Evaluación continua/Estándares de medición. “Lo que no se mide, no se mejora”, suelen decir los textos modernos de teoría de la administración. Nosotros hemos trabajado también en este sentido, y hoy contamos con unos Estándares para las bibliotecas escolares, donde se expresan con claridad los diferentes criterios por los cuales medimos la calidad del funcionamiento de las bibliotecas escolares. La evaluación es la mejor herramienta, junto a la planificación, para mejorar progresivamente la gestión. Esto permite establecer acciones correctivas en caso de que fuese necesario, y necesita hacerse antes, durante y al finalizar los distintos procesos de la BE.
Amplitud. El CRA, como señalé hace un momento, por vocación aspira a la amplitud. No sólo la totalidad de las asignaturas está convocada, sino que además la separación general de ficción y no ficción, así como todos los géneros y soportes posibles. Todos los niños y niñas son diferentes, y precisamente la amplitud en la colección es la mejor manera de atender a ese abanico de diversidades.
Maestros lectores. Valoramos la creatividad, libertad, conocimiento y experiencia  lectora de nuestros profesores, los cuales estando al día de nuevos autores y tendencias, pueden hacer maravillas con sus alumnos. Es un gran desafío tener maestros lectores.  Docentes jugados por la lectura y el mundo de la biblioteca. Una de las tareas de la biblioteca es incorporarse a los programas de estudio. Al campo curricular, a lo que ocurre en el ámbito del aula,  mantenerse al día y demostrar que su existencia puede contribuir a esos procesos de aprendizaje.
Tendencias. La biblioteca rebosa libertad, responsabilidad, tecnología. Su actitud primaria es la apertura. Las pantallas no amenazan el libro de tomo y lomo. Más bien la supuesta amenaza queda en la desinformación, en la ausencia de quien nutra, estimule el interés, la imaginación, este deseo de plenitud. Por tanto, la biblioteca vive en constante reingeniería o remodelación, atenta a las nuevas tendencias, entregada a entregar el gusto por la información, y el mundo cultural,  lo mejor posible.
Romper tabús o concepciones erradas. Para los niños, la lectura puede ser un complemento en su proceso de aprendizaje, no una obligación.  A mi juicio es abominable la lectura asignada. El componente de la creatividad del maestro para ofrecer  mundos lectores. Y esto sí es labor de todos los docentes. Para lograr esto, es necesario ser rigurosos en la sala de clases, y estar atentos a qué es aquello que mejor ayuda al niño o niña a valorar la lectura. Abrirle campo a las bibliotecas implica también cambiar las ideas o concepciones que puedan surgir a partir de ella. Un nuevo pacto simbólico con ella, ajustada a las solicitudes de nuestros tiempos, resulta altamente deseable.
Menciono algunos de los factores que hemos estado trabajando y creemos relevantes. Muchos otros conceptos y actividades podrían ser señalados. Menciono, las que brotaron  primeramente, y a mi juicio como bibliotecaria, uno “lo  clasifica todo”… los pensamientos, desde los más importantes hasta  insulsos…
Se me quedaba en el tintero,  algo significativo para quienes  trabajamos en el mundo educativo, tener viva la fe ya que no sabemos si lo que hacemos hoy tendrá buenos resultados.
¿Hacia dónde deberían avanzar las bibliotecas escolares? ¿Cuál debería ser la biblioteca escolar del futuro?
La biblioteca escolar del futuro no esperará al lector, sino que jugueteará con él, lo seducirá con propuestas novedosas; invitará a la comunidad a participar, interpelará a unos y a otros y los hará converger a todos en su territorio.  
La biblioteca escolar del futuro, de acuerdo a las formas con que el presente puede in-vestirla, estará híper inserta en los flujos actuales de ideas, información e imágenes; no esperará al lector, sino que jugueteará con él, lo seducirá con propuestas novedosas; invitará a la comunidad a participar, interpelará a unos y a otros y los hará converger a todos en su territorio. Desde su altura imaginaria, la biblioteca se verá como un corazón pedagógico irrigando a toda la comunidad educativa… Soy optimista, lo sé. Hace tiempo hice propia aquella famosa divisa de Mayo del 68: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”.
Y es que, simplemente, la maraña de caminos que sale del presente pareciera exigir ante todo un haz de cosas: pluralidad, movilidad, heterogeneidad. Puedo ver la biblioteca del futuro como un espacio abierto a todos los ámbitos de la lectura e incorporando en ella todo tipo de soportes, para hacer así frente al “ratón de biblioteca” que leerá cuanto caiga en sus manos, como también al “lector selectivo” o al “lector tecnológico”, que prefiere una buena página web antes que una revista o un diario. Ella no podrá ofrecer más de lo mismo si sus usuarios están ansiosos de cosas muy distintas, si buscan cosas muy distintas y siguen caminos diferentes…
Necesitamos un trabajo interdisciplinario que aúne enfoques de disciplinas diversas para ampliar la comprensión del mundo.  
Y lo mismo ocurrirá con el conocimiento, que cada vez está más relacionado entre sí. Por ello, necesitamos un trabajo interdisciplinario que aúne enfoques de disciplinas diversas para ampliar la comprensión del mundo. La era digital está basada en la creativa interacción de elementos que nos parecían lejanos.


FUENTE: GRUPO FECEBOOK CENDIE 50 ANIVERSARIO

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